lunes, 18 de julio de 2011

El fanzine que perpetré, segunda parte: bajo la lupa de la implacable modernidad

El verano del 2005 dediqué buenas horas de fotocopias, recortes y pegamento en barra  (combatiendo mis clásicos ataques de pereza)  al número dos del Bajotierra.
En esta ocasión conté con la colaboración de mi colega epistolar José de Noya, que me mandaba sus artículos escritos a mano y las fotos con las que "adornar" el zine, todo por correo postal, porque tanto él como yo no disponíamos de Internet en aquella época.
En éste segundo número mejoré sensiblemente la maquetación y los artículos eran algo más trabajados, a pesar de que seguía con mi particular guerra con la puntuación.
José se sacó unos muy buenos artículos de la manga (Kurt pre-Nirvana, Frances Farmer, Aventuras de Kirlian y Meat puppets), lo que me ayudó sobremanera a completar el fanzine y así poder alargarlo hasta las 48 páginas.
Y como hablar de lo que hace uno queda así como mal, añado al post una crítica de Kiko Amat en una revista de cuyo nombre no tengo ni idea, ya que me llegó en forma de fotocopia de manos del dueño de una de las tiendas de discos donde dejaba mis fanzines ( ¡los vendí todos!).

Demasiados cabreados para repasar faltas o chapuzas, Bajotierra es un ejemplo más de fanzine iniciático, punk y multipasional.
Su listado de temas, para empezar, es intachable: el ultra-lo-fi grupo femenino de los 60 The Shaggs, Frances Farmer (¡bien por ellos!), la indefinible discografica Ozono Kids de Barcelona, El SCUM manifesto de Valerie Solanas, Aventuras de Kirlian, Dadaismo-Surrealismo, Meat puppets y una traducción de los inicios punk de Kurt Cobain. Al lado de eso cosas más prescindibles como la típica biografía de Chet Baker de suplemento dominical y algo indefinible sobre la pelicula Magnolia. Sus editores (Antonio y José Manuel, de Córdoba y Vigo respectivamente) escriben a lo loco -cosa que dudo les importe los más mínimo- pero comunican sus filias con convicción y ganas. Un fanzine útil para los que estén al tanto de los temas comentados, indudablemente apasionado, de outcome creativo loable, aunque mejorable en algunos aspectos.”
Enternecedor... ¿Verdad?

jueves, 7 de julio de 2011

31 canciones que caben en un CD

  1. 100 flowers - contributions
  2. All girl summer fun band - It´s there
  3. Art brut - Rusted guns of Milan
  4. At the drive-in - incertardis
  5. The Breeders - huffer
  6. Cub - Your bed
  7. Dinosaur Jr - Budge
  8. Erase errata - dust
  9. E.S.G - You make no sense
  10. Fugazi - little Debbie
  11. Huggy bear - fuck yr heart
  12. Minor threat - guilty of being white
  13. Mission of Burma - that´s how i escaped my certain fate
  14. My bloody Valentine - Sueisfine
  15. El niño gusano - erizos
  16. Nirvana - Scentless apprentice
  17. La nube - in/out
  18. One last wish - this time
  19. Parade - cuando besó a la cosa del pantano
  20. Pixies - something against you
  21. Sebadoh - bird in the hand
  22. Señor Chinarro - S/T
  23. Sibylvane - invisible sin desaparecer del todo
  24. Slant 6 - semi-blue tile
  25. Sonic youth - waist
  26. Squirrel bait - hammering so hard
  27. Ultrasónicas - vente en mi boca
  28. Unwound - caterpillar
  29. The velvet underground and Nico - femme fatale
  30. Veracruz - mambo samba
  31. The wipers - Nothing left to lose

sábado, 2 de julio de 2011

Todos fueron Jack: Las cartas falsas del destripador

Una de las consideradas auténticas

Probablemente no hubiese podido escribir este post sin la inestimable colaboración de Scotland Yard, en su investigación de los crímenes de Jack el destripador. Y digo esto porque, lejos de ser concienzuda y discreta, dicha investigación estuvo plagada de errores irreversibles para la resolución del caso. Uno de los más calamitosos fue el de dar a conocer a la prensa de la época, ávida de noticias sensacionalistas para vender periódicos, las que se consideraron -y se sigue haciendo- autenticas misivas del asesino. Se consideran como factibles de haber sido escritas por el tal Jack varias cartas; las que comenzaban con el encabezamiento “Dear boss”(Querido jefe), y la famosa de “From Hell” (Desde el infierno). Dichas cartas fueron enviadas por la policía a las oficinas de los numerosos periódicos de Londres, que, en mitad de la locura criminal que asoló la ciudad durante los meses de septiembre y noviembre de 1888, encontraron un filón inexcusable para hacer caja. Es obvio que la intención de Scotland Yard, publicitando todas aquellas (supuestas) pruebas que encontraban en su camino, fuera la de atrapar al monstruo que aterrorizó a una sociedad, ya de por sí maltratada por la vida, como la del barrio de Whitechapel, pero también resulta evidente que fue una medida del todo fallida, si se tienen en cuenta las consecuencias (como todos sabréis, Jack el destripador quedó impune).
La reacción a la publicación de las primeras cartas de Jack no se hizo esperar; hasta muchos años después del cese de los crímenes se recibieron hasta un millar de cartas. Llegaron como riadas a la agencia internacional de noticias, a las comisarias de la policía metropolitana y a las sedes de los periódicos; se dejaron también en cualquier esquina de las intrincadas calles de Whitechapel o pegadas en muros. La mayoría eran de simples bromistas; otras de desequilibrados que aliviaban sus fantasías sintiéndose un famoso asesino por un día y las más, simplemente de traviesos ciudadanos que querían llamar la atención o ver sus escritos en las gacetas y los diarios.
En los archivos municipales de Londres aún se conservan 250 de aquellas misivas; muchas eran de caligrafía irreconocible y otras de una escritura exquisita; las había escritas con tinta roja y algunas con tinta negra; la ortografía de unas era corriente, otras delataban un bajo nivel social y cultural por su abundancia de faltas y las menos procuraban una ortografía digna de alguien con estudios. Los textos diferían unos de otros; había escritos burlones, sarcásticos y hasta de tintes sádicos, que no hacían otra cosa que satisfacer instintos reprimidos propios de la época. Había cartas con dibujos como ataúdes, cruces o esqueletos, y también las había con supuestos retratos de Jack.
No obstante, hubo cartas que no declaraban ser el asesino, sino que, escondiendo una venganza personal, simulaban ayudar a la policía en el esclarecimiento de los sucesos acusando al vecino con el que había tenido una riña o el amante que le había abandonado.
Los detectives de Scotland Yard siguieron la pista de algunas cartas, llegando a dar con su autor; en ocasiones, gracias a chivatazos proporcionados incluso por familiares.
Curioso fue el caso de Mary Coroner, de veintiún años y empleada en una fabrica de capas, que fue detenida y llevada a los tribunales bajo la acusación de alteración del orden público en Bradford. Las pesquisas policiales dieron con su domicilio, en el cual se encontraron dos copias de las misivas que la joven había enviado a un periódico local bajo el nombre de “Jack el destripador”. Al preguntarsele por tal comportamiento, la señorita Coroner confesó que “lo había hecho de broma”.







miércoles, 22 de junio de 2011

El fanzine que perpetré. Primera parte: ha nacido una estrella.


Allá por la primavera del 2005 me dio la ventolá de escribir un fanzine. No solo de escribirlo; de redactarlo, maquetarlo, fotocopiarlo y, ya que estaba, de distribuirlo como buenamente pudiera. Agarré unos cuantos temas de los que hablar: unos discos por allí, una banda que no paraba de escuchar por allá; esos cómics que compraba religiosamente los sábados por la mañana, las películas que me grababa en VHS del canal CinemaTK y me revisaba una y otra vez... A finales de febrero lo tenía prácticamente liquidado -solo me faltaba el corta y pega-, así que bauticé al fanzine como Bajotierra, le puse el escandaloso precio de cincuenta céntimos de euro y envié un e-mail a un colega madrileño que por aquel entonces había sacado el cuarto número del Bang! -fanzine que me inspiró como pocos-; éste me contestó todo contento, animándome a seguir con el proyectillo, entusiasmado con la posibilidad de un nuevo fanzine en el firmamento andergraun. Los contenidos, como ya he dicho al principio, fueron los que recopilé en un tiempo récord para empezar cuanto antes el invento (impaciente hasta el exaspero como soy): Derribos Arias, un top diez de un recopilatorio del sello Dischord, criticas de discos (Hello Cuca, Whirlwind Heat, Veracruz, Sibyl Vane, Mission of Burma...), desbarres de peliculas favoritas (American movie, Rosseta...), comentarios de algunos cómics de Peter Bagge y Johnny Ryan, letras de canciones, una mini-biografia de Billie Holliday, una diatriba contra David Delfín, etc etc etc...
Visto desde la lejanía, el primer número del fanzine que perpetré fue una oda al disparate ortográfico (puntuación y acentuación); a la maquetación dañada por las prisas y el alocado amateurismo y a cierta ingenuidad en algunas párrafos de la que ahora me descojono releyendo el retoño. La primera edición del 'zine fue un absoluto fiasco: más de la mitad de las veintidós páginas (si, veintidós), salieron cortadas a pie de página. Material defectuoso. Pero el contratiempo no me desanimó, así que me planté en la mejor tienda de fotocopias de mi ciudad y me gasté las pocas perras de las que disponía en la edición de cincuenta números. Y los acabé vendiendo o intercambiando todos. Aún hoy vuelvo a repasar la única copia que me queda de ese primer número, y, sin restarle defectos lógicos de algo que me aventuré a hacer sin experiencia previa de ningún tipo, lo degusto con una sonrisa, insana satisfacción y algo de orgullo. Después de leerme quintales y quintales de fanzines, nada era mejor que tener uno escrito por mi en las manos. No hay nada como leer un fanzine y sentirte afín a todo lo que en él está escrito.


viernes, 17 de junio de 2011

Dana Morgan

Dana Morgan fue la primera mujer del dibujante Robert Crumb, su primer matrimonio y su primer contacto físico con el género femenino. Se conocieron en 1964 y se casaron poco después. Crumb se lamentaría en lo sucesivo del vaticinio con el que su padre le advertía cuando era chaval: “te casarás con la primera chica que se cruce en tu camino”. Y así fue.
El matrimonio fue un completo desastre. Una mezcolanza insoportable de desidia, experimentación con el L.S.D y sexo insatisfactorio, dejando a Crumb con un poso de amargura que a punto estuvo de llevarle al suicidio. En 1967 huyó a San Francisco, abandonando Cleveland, su trabajo como dibujante de postales y a Dana, sin saber que ésta se encontraba embarazada del que sería su primer hijo, Jesse. Al mismo tiempo que se convertía en un afamado dibujante independiente, Robert Crumb perdió de vista a su mujer y a su hijo, volviendo a encontrarse con ellos en contadas ocasiones. En lo sucesivo, la pareja libró en una terrible guerra de pleitos con abogados, dinero y denuncias de por medio que cesó en 1974, obteniendo el divorcio. Crumb volvió a casarse a finales de los setenta con la también dibujante Aline Kominsky, la que sigue siendo su señora en la actualidad.
Admiro a Crumb. Adoro sus cómics. Comparto su gusto por mujeres de traseros hiperdesarrollados y robusta naturalidad y me identifico con su misantropía, menos acusada por mi parte, eso si; pero me entristece sobremanera pensar en el destino de Dana Morgan. Seguramente Crumb nunca estuvo enamorado de Dana; a buen seguro ella sí de él.
El dibujo que adjunta este post lo trazó Robert Crumb con Dana como musa. Me parece un ejercicio de ternura, de sana idolatría a la primera chica que besó; un homenaje a la rotundidad de sus formas, que él tanto apreciaba.
¿Que ha sido de ti, Dana Morgan?

miércoles, 15 de junio de 2011

Fake Train de Unwound

El primer post de mi primer blog se lo lleva Unwound, una banda de adorables losers que fueron -a mi humilde entender- de lo más underground del underground americano en la década de los noventa.
Fake Train fue su primer álbum para el selecto sello Kill Rock Stars y antes ya habían editado un par de singles y grabado otro disco completo, editado más tarde en otra discográfica, del que más adelante.
Unwound se formaron en 1991, entre las localidades de Turnwater y Olympia, ésta última se convirtió en la sede oficial del punk y el pop más corrosivo a principios de los 90`s, con los sellos K Records y Kill Rock Stars como estandartes. El grupo lo formaron en un principio el guitarrista y vocal Justin Trosper, el bajista Vern Rumsey y el batería Brandt Sandeno, que fue sustituido en 1992 a las baquetas por Sara Lund (chicas a la batería...ahh). En 2002 se separaron, dejando tras de si un puñado de singles, ep`s y Lp´s para Kill Rock Stars, convirtiéndose en su banda estrella; también editaron para sellos como Honey Bear Records o Troubleman Unlimited, e incluso allende los U.S.A para Matador en Europa o en el sello japonés Rebel Beat Factory.
La primera vez que supe de Unwound fue en un artículo del Mondo Brutto en forma de fotocopias que me mandó un colega con el que me intercambiaba cintas. Dicho articulo hacía un somero repaso de bandas raritas y entre ellas estaban nuestros amigos. Posteriormente otra amiga epistolar, bajista del grupo de mis sueños, me envió una cinta, y en la cara A de esa cinta estaba el primer Lp de Unwound, grabado en 1991 y que, por razones que se me escapan, no salió editado hasta 1995 con Punk in my vitamins?, en colaboración con Honey Bear. No es que esa grabación primeriza me marcara con su escucha ni nada parecido, pero me gustaron lo suficiente como para convertirse en banda a respetar.
Caterpillar fue el primer single que sacaron para Kill Rock Stars y canción de cabecera en mi equipo durante mucho tiempo desde que me la bajé hace unos años.
Gracias a la adquisición de uno de estos multireproductores de música que tienen plato de vinilo, lector de CD y pletina de casete, me grabé esa cara A con sus primeras y caóticas canciones a mi Mp3 a través del USB, y los he vuelto a disfrutar con profusión.
Hace pocas semanas me dio el punto de descargarme su Lp Fake Train, pegándome de lleno como un pelotazo en la cara (con balón de futbito).
Fake Train contiene doce cortes, con la curiosidad que los temas 4, 5 y 6 están en un único corte. Durante el disco entero se muestran deudores de Fugazi -tanto en los arrebatos hardcore como en los pasajes de atmósferas envolventes-; Sonic Youth (El instrumental Were, are and was or is podrían haberlo firmado los neoyorquinos) y, por supuesto, Nirvana, que además de ser vecinos cercanos se adivinan como catalizadores de unas letras llenas de angustia existencial, pesimismo y lamentos varios; de los de Seattle, además, heredan el descontrol en el volumen del amplificador y los pedales de distorsión, ya que los acoples son constantes durante toda la grabación.
A destacar cortes como la sublime Pure pain sugar; la energía de Lucky acidGravity slips y Ratbite y las fases tranquilas de Nervous energy o Star spangled hell que irremediablemente terminan en explosión.
Puedo confesar sin rubor que he cantado algunas canciones a grito pelado, dejándome la voz, y he disfrutado como un marrano en un charco; y también que lo próximo en descargarme será, seguramente, algo de Unwound.